Como ya todos sabemos, los extintores son herramientas que sirven para apagar fuegos. Su estructura consiste en un recipiente metálico que contiene un agente extintor de incendios a presión, de forma que al abrir una válvula el agente sale por una boquilla que se debe dirigir hacia la base del juego. Normalmente disponen de un dispositivo para prevenir su activado accidental, el cual debe ser des-habilitado antes de emplear el artefacto.
De manera más concreta se podría definir a un extintor como un aparato autónomo, diseñado como un cilindro, que puede ser utilizado por una persona y que usan un mecanismo de impulsión bajo presión, lanza un agente extintor hacia la base del fuego, para lograr apagarlo.
Hay de muchos tipos y tamaños, desde muy pequeños hasta muy grandes. Su peso puede variar desde 1 a 250 Kg de agente extintor.
Historia de los extintores
El extintor fue un invento de William George, un capitán al que se le ocurrió la idea de crear un artefacto que extinguiese el fuego con una mayor efectividad al observar la incapacidad de un grupo de bomberos de Edimburgo para llegar hasta las llamas de los pisos superiores de un edificio.
El primer extintor que se conoce era un aparato con cuatro cilindros, tres con agua y el otro con aire comprimido que servía para que el líquido saliese a presión. Fue patentado en el Reino Unido en el año 1839. Fue modificado posteriormente en el 1905 cuando se sustituyó el agua por bicarbonato sódico.
Los primeros extintores portátiles aparecieron a finales de la primera década del siglo XIX y contenían botellas de cristal con ácido que, cuando se rompían, descargaba el ácido con una solución de sosa, generando una mezcla con suficiente presión de gas para expulsar la solución.
Los extintores de agua se introdujeron a finales de los años 20 y se activaban por cartuchos. En 1959 aparecieron los extintores de agua acumuladores de presión, que se fueron reemplazando gradualmente en los próximos 10 años a los modelos de cartucho. En 1969 se interrumpió en Estados Unidos la fabricación de todos los extintores de inversión, ya que no se certifican o aprueban por laboratorios de ensayo.
El primer extintor de espuma aparece en 1917 y su funcionamiento y aspecto se asemejan mucho a los extintores de soda y ácido. Su uso se extendió progresivamente a lo largo de los años, hasta que en los 50 los extintores de polvo tuvieron una amplia aceptación.
Clasificación de los extintores por tamaño
Por su tamaño los extintores se dividen en extintores portátiles y móviles. Los primeros serían aquellos que tienen un peso de hasta 20KG de peso en total, teniendo en cuenta que, a su vez, entre los mismos hay extintores portátiles manuales, hasta 20KG y extintores portátiles dorsales hasta 30Kg. Cuando un extintor pese más de 30Kg se considera móvil y debe llevar ruedas para ser llevado de un sitio a otro.
Sin embargo, esto no supone un obstáculo para que existan extintores que colocados sobre ruedas y por lo tanto movilizados pesen menos de 30 Kg. De hecho, para favorecer su manejo, los extintores de 50Kg se suelen instalar sobre ruedas.
Esta división está relacionada con el máximo admitido para emplearse de uno u otro modo, es decir, un extintor que pese más de 20 kg obligatoriamente tiene que tener un apoyo dorsal. El problema de los extintores (salvo en los muy grandes) radica en que el agente se agota rápidamente, por lo que su uso debe realizarse aprovechándolo al máximo. Su tiempo de descarga continua es de 18 a 20 segundos.
Además, se diferencian por los fuegos que son capaces de extinguir: originados por combustibles líquidos, de origen eléctrico u originados por combustibles sólidos, lo que depende del agente extintor que contienen. Las posibilidades que tienen deben venir escritas de forma bien visible en la etiqueta, atendiendo a la clase de fuego.
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